¿A quién debes convencer? A ti.
Por Alejandro Jáquez.- Durante mucho tiempo viví tratando de convencer a los demás de algo que ni siquiera yo había terminado de creer: que era suficiente, que era bueno, que merecía un lugar. Me esforzaba por mostrar una versión de mí mismo que encajara en sus moldes, que calmara sus prejuicios, que no incomodara. Vivía atrapado en la mirada ajena, como si cada paso, cada palabra y cada decisión tuviera que ser validada por un público invisible y exigente.
Pero aprendí. A fuerza de golpes, decepciones y silencios, aprendí. La verdad más cruda que descubrí es que no importa cuánto te esfuerces por caerle bien a todos o demostrar que no eres lo que algunos creen: siempre habrá alguien que te juzgue, te critique o te use según su conveniencia. Y, a veces, quienes más te aplauden son los que menos te conocen.
Me tomó años, y mucho dolor, entender las miserias humanas, esas que a veces se esconden tras sonrisas y falsas intenciones. Fue duro aceptar que no soy perfecto, pero que tampoco tengo por qué serlo. Que la única voz que debo escuchar con fidelidad es la mía, la que me impulsa a seguir soñando, creando, luchando.
Desde ese lugar de aceptación descubrí una verdad fundamental: primero debes amarte a ti mismo, y solo desde ahí puedes amar a los demás. Aprendí a ser egoísta, pero no en el sentido negativo que a veces se le da a esa palabra, sino en el más noble: ser egoísta con mi paz, con mis sueños, con mi energía. Porque no todo el mundo merece tu tiempo, ni tu corazón, ni tus batallas.
Hoy, si algo puedo decir con certeza, es que he estado enamorado de todo lo que he hecho. He puesto el alma en cada paso, incluso en los errores. Y si tuviera que corregir algo en el camino recorrido, no sería lo que viví, sino el tiempo que perdí intentando complacer a quienes no valían la pena. Ese tiempo no se puede comprar de vuelta.
Por eso, a quien debes convencer no es al mundo. Es a ti. Convéncete de que eres suficiente, de que mereces lo que sueñas y lo que trabajas, de que tu espíritu es eterno y tu esencia única. Lo demás,lo demás es ruido.
La entrada ¿A quién debes convencer? A ti. se publicó primero en Dando en el Clavo.