El Mercado Inmobiliario Dominicano en 2025: Entre la Cautela, los Costos y la Incertidumbre
El Sector Inmobiliario de la República Dominicana, uno de los pilares de la economía nacional, se encuentra en 2025 en un punto de inflexión.
Tras varios años de expansión sostenida, estamos viendo señales claras de moderación en ventas y en el inicio de nuevos proyectos de construcción.
Esta desaceleración no es producto de un único factor, sino el resultado de una combinación de elementos internos y externos que están reconfigurando la forma en que se compra, vende y desarrolla el mercado inmobiliario.
A continuación les explico lo que, desde mi punto de vista y experiencia de más de 35 años podría estar sucediendo.
1. Un mercado que aprende a moverse más despacio
A diferencia de la aceleración vivida entre 2018 y 2022, hoy nos encontramos en un escenario más pausado.
- Los tiempos de preventa son más largos.
- Algunos desarrolladores retrasan la entrega o el lanzamiento de proyectos hasta alcanzar un porcentaje alto de ventas aseguradas.
- Hay una clara tendencia a la prudencia: no se trata de construir por construir, sino de asegurar que exista demanda real.
No estamos frente a una crisis, pero sí ante una etapa de ajuste, en la que el mercado busca un nuevo punto de equilibrio entre precios, costos, financiamiento y demanda.
2. Factores internos que moderan el ritmo
- Costos de construcción en aumento: El cemento, el acero, los acabados y la mano de obra han experimentado incrementos que en mayo de 2025 representaban un 5.3 % más que el año anterior. Esto presiona a las constructoras a ajustar precios o reducir márgenes.
- Oferta desbalanceada en ciertos nichos: En sectores de gama media-alta, la oferta supera a la demanda, lo que ralentiza las ventas y obliga a aplicar estrategias como descuentos o facilidades extendidas.
- Cautela en nuevos proyectos: En lugar de iniciar múltiples construcciones en paralelo, muchos desarrolladores concentran esfuerzos en proyectos con ventas comprobadas, reduciendo el riesgo de quedar con inventario sin colocar.
3. El peso de las tasas de interés y las facilidades de financiamiento
El acceso al crédito es uno de los principales determinantes del dinamismo inmobiliario. En 2025, las tasas hipotecarias promedio se sitúan entre 11 % y 12 %, aunque algunos bancos presentan ofertas promocionales más bajas desde un 7.84% y hay casos que pueden elevarse hasta un 15.95%.
Esto tiene varias implicaciones:
- Las cuotas mensuales son más altas, lo que limita el poder de compra.
- Disminuye el número de clientes que califica para un préstamo hipotecario.
- Algunos compradores, aunque calificados, postergan la decisión esperando condiciones más favorables.
Para quienes viven en el país: Los bancos siguen financiando, pero con requisitos más estrictos y procesos de aprobación más lentos.
Para dominicanos ausentes: Continúan existiendo productos para este segmento, pero con porcentajes de financiamiento más bajos y controles más rigurosos para validar ingresos. Esto golpea particularmente a quienes están en condición migratoria irregular en Estados Unidos, que tienen ingresos pero no siempre pueden documentarlos formalmente.
4. El impacto de los dominicanos en el exterior
Históricamente, la diáspora —especialmente en Estados Unidos— ha sido uno de los motores más importantes del mercado. Sus inversiones no solo generan ingresos para las familias, sino que dinamizan segmentos como la vivienda turística y de nivel medio.
En 2025, su participación ha disminuido por:
- Menor estabilidad laboral en EE. UU.
- Condiciones más estrictas de crédito.
- Priorización del ahorro y gastos inmediatos ante la incertidumbre migratoria.
- Expectativa de cambios políticos y legales que les hacen posponer decisiones.
Su ausencia en las compras de proyectos turísticos y residenciales medios se siente con fuerza, pues este segmento ha sido históricamente muy activo.
Desde mi punto de vista adquirir ahora una propiedad en República Dominicana puede ser una forma de asegurar un patrimonio ante posibles problemas migratorios.
Hacer un esfuerzo hoy puede brindar un respaldo real si se enfrenta la deportación mañana.
5. Factores externos que añaden presión
- Economía global inestable: Tasas altas en EE. UU., inflación y variaciones en las remesas.
- Suministro de materiales: La extracción ilegal de arena y grava encarece y retrasa obras, generando conflictos ambientales y legales.
- Regulación en proceso: La posible promulgación de una nueva ley inmobiliaria (Ley de Alquileres) genera expectativas y, al mismo tiempo, prudencia.
6. La dimensión emocional: desesperanza y percepción del futuro
La combinación de precios en alza, financiamiento más caro y menor actividad constructiva ha generado en muchos compradores potenciales una sensación de desánimo.
La casa propia o la inversión en un apartamento turístico se perciben como metas más lejanas que hace algunos años.
Esta percepción es peligrosa, porque puede llevar a una actitud de espera indefinida, alimentando aún más la desaceleración. No obstante, la experiencia demuestra que los bienes raíces son cíclicos y que los periodos de ajuste suelen abrir oportunidades para quienes se preparan.
7. Qué pueden hacer las personas ante este panorama?
- Informarse y comparar: Analizar precios por zona, facilidades ofrecidas y condiciones reales de financiamiento.
- Explorar alternativas de crédito: Cooperativas, programas de vivienda del gobierno y alianzas con constructores (Fideicomiso).
- Aprovechar la sobreoferta: Algunos proyectos ofrecen descuentos o condiciones especiales para mover inventario.
- Fortalecer la capacidad de compra: Mejorar el historial crediticio, ahorrar y reducir deudas para estar listos cuando aparezca la oportunidad.
- Pensar a largo plazo: El valor de un inmueble se consolida con el tiempo, y las decisiones no deben basarse solo en la coyuntura actual.
8. Perspectivas que podrían darse para lo que resta de 2025
- Construcción: Crecimiento moderado, liderado por proyectos turísticos e infraestructura pública.
- Ventas: Estables en vivienda económica y media; lentas en gama media-alta y proyectos para la diáspora.
- Financiamiento: Seguirá siendo un reto, con tasas elevadas y requisitos estrictos.
- Regulación: Una nueva ley de alquileres podría fortalecer la confianza, pero el efecto sería gradual.
Dentro de estas circunstancias Punta Cana es un caso aparte pues allí se siguen abriendo a la venta nuevos proyectos y otros continúan su ejecución de manera normal según la planeación hecha por sus desarrolladores.
Esto nos da una idea de la importancia que el turismo significa para el sector y la confianza que genera entre los inversionistas, ya que cada día extranjeros y nativos compran propiedades con fines de inversión en las zonas turísticas del país, muy especialmente en Punta Cana.
Más adelante haremos un análisis sobre comprar para vivir, vacacionar o invertir en esa zona de nuestra amada Patria la cual me gusta señalar como: El Paraíso del Encanto.
En conclusión:
El 2025 no es un año de crisis, pero sí de reacomodo y cautela.
El mercado inmobiliario dominicano se está ajustando a una realidad donde el crédito es más caro, la oferta debe alinearse mejor con la demanda y la participación de la diáspora no es tan fuerte como en el pasado.
La clave para salir fortalecidos será adaptarse, mantener una visión de largo plazo y buscar oportunidades, incluso en medio de la incertidumbre. Los ciclos bajistas, bien aprovechados, pueden sentar las bases para el próximo periodo de crecimiento.
El mercado inmobiliario dominicano se caracteriza por su resiliencia. Cada desaceleración ha sido el preludio de una nueva etapa de crecimiento.
Hoy tenemos:
- Precios por debajo de su potencial real.
- Incentivos legales importantes.
- Estabilidad macroeconómica y un entorno turístico robusto.
- Posibilidad de adquirir activos tangibles con alta probabilidad de plusvalía.
Este es el momento de actuar con cabeza y corazón. Creer en el sector inmobiliario es creer en el futuro, en la vivienda propia y en la oportunidad de multiplicar el capital.
Para los dominicanos en EE. UU. que enfrentan incertidumbre, invertir en República Dominicana no es solo una decisión financiera inteligente, es una piedra angular para el bienestar futuro.
El mejor momento para dar el paso es ahora. El futuro está en quienes no solo esperan, sino en quienes se anticipan con visión.
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